miércoles, 16 de marzo de 2011

ALIMENTACIÓN, HÁBITOS Y COSTUMBRES

Las costumbres y los estilos alimenticios difieren de un conglomerado humano a otro. Las costumbres de algunas de las comunidades  reflejan la forma en que su cultura traza la norma de conducta de los individuos en relación con el alimento, resultando así, que el grupo de individuos pertenecientes a cierta región, adopten un patrón dietético común.
Se ha dicho que las costumbres alimenticias dependen de una combinación de factores psicológicos y bioquímicos. Dentro de ciertos límites, es evidente, que la gente come y prefiere lo que le gusta y considera que le hace provecho.
Los patrones alimenticios se basan en los conocimientos sobre la materia, y en parte, en los países modernos y de gran desarrollo técnico, en la propaganda comercial y en una erudición solida sobres las exigencias de la nutrición
El Dr. Jacques May afirma: “Los factores que rigen la dieta del hombre, pueden clasificarse en esta forma: el hombre come lo que puede encontrar a su alrededor; cuando puede elegir, escoge lo que sus antepasados comieron antes que el.
Hay que señalar que lo que se come debe estar en relación con las necesidades fisiológicas del cuerpo, pues de lo contrario, el conglomerado humano no podrá sobrevivir, afectándole un desequilibrio orgánico.
Cuando los alimentos son suficientes para poder elegir, surgen una serie de hábitos y estilos alimenticios, con sus concomitantes tabúes y prejuicios.
Ya se ha mencionado anteriormente que las costumbres alimentarias varían de un grupo cultural a otro, porque cada uno, en su evolución propia, crea un sistema complejo de normas de conducta. Los individuos situados dentro de una cierta cultura, responden a las presiones de la conducta sancionada por la sociedad en la que se halle, eligiendo, consumiendo y utilizando los alimentos puestos a su disposición.
Estabilidad de normas
Todos los grupos étnicos tienen buen cuidado en instruir a sus niños durante la etapa de su educación, sobre los estilos nutritivos, a fin de que los pequeños sepan lo que se considera alimento y lo que no se refuta como tal. También se les instruye en la conducta sancionada por la sociedad en relación con los alimentos; de esta manera llegan a conocer los limites que les enseñan a rehusar ciertos alimentos, de manera que los impulsos infantiles originales, que inclinan a la satisfacción del hambre, se convierten en apetitos socialmente aceptables
La atención directa de la madre ejerce un influjo importante en las costumbres alimenticias de sus hijos. Ella será capaz incluso de pasar por alto sus gustos personales y obligarle a comer lo que le desagrada, para “dar buen ejemplo”.
Sin embargo, dentro de un mismo grupo étnico, no todos comen lo mismo. Las diferencias en los hábitos alimentarios se originan en la diversidad del ambiente en general, como el clima, o las condiciones de desarrollo, o bien en la variedad de creencias religiosas
El patrón en las comidas
Las influencias culturales y comunitarias no solo determinan los alimentos que han de comerse, sino también los patrones que rigen las comidas, el número diario de ellas, el modo de hacerlas y los utensilios que han de emplearse
Lo acostumbrado nos parece natural; y lo insólito, innatural o sospechoso. Sin embargo, en lo que respecta a los hábitos, , es mas el crédito que debe dárseles que la lógica que puedan tener, y esto vale no solo por lo que toca a muchas costumbres sobre los alimentos que se ingieren , sino también sobre el modo de hacerlo y aun sobre el tiempo en que se hace
Diferencias individuales
Además de las influencias culturales, étnicas y familiares en las costumbres alimenticias, los individuos difieren entres si, como bien sabemos, desde el momento en que nacen. Muchos son los factores que entran en juego para dar al individuo su norma peculiar y propia de alimentación; tales como : la digestión buena o mala, las alergias a ciertos alimentos, tendencias temperamentales, la proporción en que el cuerpo de cada uno trasforma el alimento en energía, el grado de inteligencia, el poder de la imaginación , el efecto de la educación, que hace que el individuo consciente de las necesidades del cuerpo, y sus propios impulsos , elija un cierto modo de vida y de hábitos, en este caso, alimentarios.
Es probable que cada hombre tenga un criterio de conducta alimenticia único. Las diferencias individuales pueden llegar a opacar los hábitos nutritivos comunes dentro de una cultura. Ya antes de nacer, empiezan a construirse socialmente las” inclinaciones naturales” relativas al gusto de cada individuo, según las diferenciadas actitudes al respecto de su clase o grupo social de pertenecía. Así, como señala Patricia Aguirre, de manera inmadura, en que el liquido amniótico “se aprende a gustar”, porque  su composición cambia en función del tipo de alimentos que ingiere la madre; posteriormente, en el periodo de la lactancia, el sabor de la leche materna experimenta cambios sutiles según la ingesta materna.
Por lo tanto, ya desde sus épocas mas tempranas, el niño comienza a interiorizar el universo gustativo característico de la situación social de su familia, con lo que la formación de algo tan “natural” como es el gusto, entendido como la propensión a consumir unos determinados alimentos y a rechazar otros, es un hecho más que contribuye a la reproducción de las diferentes posiciones sociales.
Resumimos las diferencias de patrones alimentarios, colectivas e individuales con la siguiente cita del Boletín de la FAO, en su estudio fundamental número seis “Educación y Preparación en Nutrición”, que dice:
Lo que la gente está dispuesta a comer depende de un sistema complejo de actitudes, ideas y presupuestos, que forman los moldes culturales del lugar. Estos incluyen restricciones religiosas, tabúes, ideas relativas a los meritos o deméritos de un alimento, y otros factores que hasta ahora son poco comprendidos.
Rerefencias bibliográficas:
  • L. Toohuntwer. (1985) .Los alimentos y el hombre. “Alimentación: hábitos y formas”. México: LIMUSA. Pág. 97-109
  • Duran F. (2008) Dirección general de bibliotecas BUAP.  Revista de ciencias sociales. “Globalización, identidad  social y hábitos alimentarios”. Costa Rica: Universidad de Costa Rica.

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